Dice el acta de la última reunión de la Reserva Federal que si no se dan las condiciones para subir tipos, pues no se suben.
En definitiva, lo que venía rumiando el mercado unas semanas, con la ayuda no solo de la evolución de los indicadores macro, sino también con la de las declaraciones de los miembros de la propia Fed, que ya han estado apuntando en tal dirección. Es más, queda confirmado que ya en la subida de diciembre faltó unanimidad dentro del FOMC para tomar dicha decisión, por lo que las apuestas quedan oficialmente abiertas.
A una desaceleración manifiesta de la actividad hay que sumarle las dudas en asuntos de comercio mundial y más recientemente la inestabilidad de los mercados financieros, con lo que a partir de ahora cada reunión de la Fed va a ser una vuelta a las «guerras» entre la prudencia de las palomas y la ortodoxia más purista de los halcones… Que empezó ayer mismo por la tarde y lo que nos queda.
La reacción de los mercados no viene solo de ayer, sino que la drástica reducción de las expectativas de subidas de tipos en EE.UU. lleva cotizando algunos días. Y de ahí que el Treasury en el 3,20% y camino del 3,5% quede tan lejos; claro que mejor ser prudentes y no querer avanzar acontecimientos. También con este cambio de panorama se entiende que el dólar haya perdido el 1,15, si bien los costes de cobertura a euros que tanto daño han hecho el año pasado no han mejorado, pues aunque es cierto que la deuda de EE.UU. ha caído en rentabilidad, también lo ha hecho la europea, así que casi casi, seguimos en las mismas.
Hay también un actor, silencioso según el día, que se está aprovechando de la debilidad del dólar, que no es otro que el petróleo. Del desplome de los últimos meses, el Brent ha pasado a superar el umbral de los sesenta dólares, aunque también cabe achacar algo de esta mejora a la esperanza de que China y EE.UU. entierren el hacha de guerra comercial, dado que en lo tocante a la oferta no se puede hablar de nada nuevo.
Volviendo al conflicto mitad diplomático, mitad político, entre las dos potencias del momento, ambos Gobiernos nos venden que las conversaciones van por el camino adecuado, aunque, en realidad, su palabra, la de políticos, es lo único a lo que nos podemos agarrar, y eso es algo ante lo que los inversores son aversos por naturaleza; y por lógica. Interesados en solucionarlo están ambos, pero vistos los indicadores económicos, quizás sea China la que más empeño deba poner, pues las referencias de precios publicadas esta madrugada (IPC y precios de la industria muy por debajo de lo esperado) demuestran que la ralentización allí es un hecho acusado.
Buen día.