Buenos días.
Entre lo visto ayer y cómo ha abierto hoy, se puede mascar la tensión que están viviendo los mercados a pocas horas de que los británicos voten si deciden resaltar el orgullo del Reino Unido o quedarse dentro de Europa y ahorrarse (y de paso ahorrarnos) las consecuencias de algo desconocido.
No han sido pocas las voces que han saltado a dar su opinión, sobre todo a resaltar los riesgos, entre ellas las de los bancos centrales. Ayer mismo, tanto Janet Yellen como Mario Draghi, implícita o explícitamente, advirtieron de lo que un brexit puede suponer y la plena disponibilidad que ambos tienen a hacer frente a la volatilidad que puede generar.
Los dos principales bancos centrales del mundo no se ciñeron al referéndum, pues a pesar de lo que suceda, el viernes la vida seguirá. La presidenta de la Reserva Federal dio un mensaje un tanto ambivalente, ya que así como volvió a defender la cautela a la hora de subir los tipos de interés, considera puntual el pésimo dato de creación de empleo publicado a principios de este mes. En cuanto al BCE, que ha recibido un espaldarazo de la justicia alemana respecto al programa de compra de activos OMT, no hay cambios en el mensaje ni en las expectativas de recuperación de la inflación de cara al final de 2016 y los años venideros.
No se le está dando mucho lugar al calendario de indicadores económicos en medio de este entorno de incertidumbre, pero ahí está, demostrando que se puede mantener cierta esperanza. Las expectativas de los inversores alemanes, medidas por el ZEW, subieron con fuerza en mayo, dejando en nada las previsiones y evidenciando muy poca preocupación por el resultado del referéndum británico. Además de esto, los inventarios de petróleo de EE.UU descendieron de forma notable, ayudando a permitir una tibia recuperación del precio del petróleo, que sigue rondando los 50 dólares sin nada que se parezca a la influencia sobre los mercados de los meses de enero y febrero.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones