Los inversores aún están sufrieron un poco de la resaca que les está dejando la afición de Donald Trump por una buena sesión en Twitter.
Y es que las probabilidades de que EE.UU. y China alcancen un acuerdo siguen creciendo a pesar de que sea normal y muy esperable que los mercados se tomen un respiro. Es mucho y muy complejo lo que se tiene que negociar (está en juego parte de la hegemonía en el futuro inmediato) como para que todas las tensiones comerciales del último año y medio queden solucionadas en cuestión de semanas.
Negociar en política nunca es fácil (qué nos van a decir aquí en España), pero hay ocasiones, como ahora es el caso del Reino Unido, en que se traspasan todos los límites. La vergüenza nacional en que la Cámara de los Comunes está convirtiendo el proceso de brexit dio ayer una vuelta de tuerca a la derecha y otra a la izquierda. Por la derecha al prohibir de forma más o menos expresa Theresa May una salida sin acuerdo que acerca un poco más la posibilidad de una prórroga. Y después por la izquierda, al verse obligado Corbyn a apoyar el escenario de un segundo referéndum antes de que el Partido Laborista entre en estado de descomposición interna.
Cambio y nos vamos al petróleo, que para algunos la revalorización posterior al desplome ha ido demasiado lejos. Concretamente, esos algunos son otra vez Donald Trump y el inmenso poder de su Twitter, en el que el presidente norteamericano «sugiere» que las subidas del precio paren, que bastante lejos han ido ya. Casi como la serie de «recomendaciones» que realiza a la Reserva Federal de vez en cuando.
Buen día.