Buenos días.
Si llega a pillar este mensaje del BCE en otro momento, qué diferente habría sido la respuesta de los mercados en general. Después de haber quedado constancia que el final del QE es más que probable, las curvas de deuda europeas son las únicas que han reaccionado con algo de ilusión. Pero lo que son las bolsas ni se han movido, y en lo que respecta al euro, es verdad que ha cogido algo de aire, pero como lo dicho al principio, cómo hubiera sido en otro entorno.
Desde un punto de vista fundamental, es un hecho francamente defendible que Europa ha entrado en un periodo de «freno» económico. El PIB del mercado común del primer trimestre ha registrado un crecimiento de cuatro décimas, que no está mal, pero representa el dato más bajo en más de dos años. Se salva el consumo, que dado que tiene el peso que tiene, deja un espacio a la esperanza de otra recuperación.
A lo largo del día de ayer hubo poco movimiento del que suele pesar últimamente. Ni muchos indicadores económicos, ni miedo a una guerra comercial ni problema sobre la estabilidad política de nuestro continente. Sin embargo sí se solventó, aunque solo sea temporal y parcialmente, el problema de viabilidad financiera de Argentina, que cerró un préstamo de más de 50.000 millones de dólares con el FMI. Y también se cerró de forma definitiva la compra de Monsanto por parte de Bayer, que no llama tanto la atención como la restructuración de los bancos en Europa, pero ayuda a decir en qué parte del ciclo nos encontramos.
Y ya de cara al fin de semana, además de las sorpresas que nos pueda deparar, mencionar que hoy empieza la reunión del G7, evento al que Trump y su Twitter llegan lanzados y con altas expectativas de generar novedades de política internacional.
Buen fin de semana.