Dejamos atrás una semana intrascendente en cuanto al comportamiento de las bolsas, pero muy cargada de citas que podrían suponer un catalizador para los mercados financieros a corto plazo. Desde las reuniones de los bancos centrales de Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Noruega, pasando por el inicio de las negociaciones entre la Administración Trump y gran parte de sus socios comerciales con los aranceles de trasfondo y, por último, con las publicaciones de los PMI europeos y estadounidenses del sector servicios y compuesto referentes a abril. Por si fuese poco, los inversores también contaron con la publicación de resultados de compañías del primer trimestre de 2025, especialmente relevantes en Europa.
Durante la semana, conocimos las decisiones de política monetaria en Estados Unidos (Fed), Suecia (Riksbank), Noruega (Norges Bank) e Inglaterra (BoE). Las tres primeras instituciones mantuvieron los tipos de referencia sin cambios, situándose estos en el 4,5%, 2,25% y el 4,5%, respectivamente. Por su parte, el Banco de Inglaterra (BoE) redujo el coste del dinero en 25 puntos básicos, situándolo en el 4,25%, algo que estaba ampliamente descontado por los inversores. Lo que no gustó a estos fue que la decisión no fuese unánime, restándoles visibilidad al camino que va a seguir la institución en el camino de la normalización monetaria, lo que se tradujo en un alza en la rentabilidad exigida a la deuda inglesa en todos los tramos de la curva.
En cuanto a la actividad empresarial, en abril, los PMI europeos experimentaron una leve desaceleración, pero superaron las expectativas. La lectura del sector servicios cayó a 50,1, desde 51 en marzo, aunque por encima del 49,7 esperado, evitando de este modo la contracción. Por su parte, el compuesto se situó en 50,4 vs. 50,9 previo, también mejor que el 50,1 proyectado, señalando un crecimiento marginal. La nota negativa la pusieron las ventas minoristas de marzo, las cuales registraron un retroceso del 0,1% respecto a las de febrero, mostrando cierta debilidad en la demanda interna.
Al otro lado del Atlántico, los inversores contaron con diversas métricas macroeconómicas que se vieron opacadas por la política arancelaria. Un ejemplo de ello es que el déficit comercial del mes de abril aumentó hasta los 140.500 millones de dólares, con una subida significativa de las importaciones de 419.000 millones, lo que afectó negativamente el PIB del primer trimestre (-0,3%). Además, las lecturas de los índices PMI de servicios (50,8) y el compuesto (50,6), a pesar de continuar en territorio expansivo, quedaron muy por debajo de los datos de marzo (54,4 y 53,5, respectivamente). La solidez provino del mercado laboral, con unas peticiones de subsidio por desempleo semanal que fueron de 228.000 y las renovaciones fueron 1.879.000, ambas por debajo de lo estimado.
En el ámbito comercial, Estados Unidos alcanzó un acuerdo con el Reino Unido que establece una tarifa genérica del 10%, a la vez que se amplió el acceso a productos agrícolas y se redujeron los aranceles aplicables a las exportaciones de vehículos británicos. No obstante, la Administración estadounidense aclaró que este acuerdo no constituye un precedente para otros países, y anunció el inicio de nuevas negociaciones con India, Japón y Corea del Sur. Mientras tanto, este fin de semana se ha citado con emisarios chinos en la ciudad suiza de Ginebra, tras lo que Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, afirmó que se ha conseguido un «progreso sustancial». Por lo tanto, serán muy importantes los próximos días para poder evaluar con detenimiento el tipo de pacto al que se ha llegado y qué implicaciones podría tener.
La temporada de resultados siguió su curso, dejando un buen sabor de boca en el caso estadounidense. Cuando el 90% de las compañías ya han hecho públicas sus cuentas, ocho de cada diez han sido capaces de batir las estimaciones, y el beneficio por acción ha aumentado un 12% respecto al primer trimestre de 2024. En el caso europeo, con el 60% de las compañías habiendo publicado sus resultados, el beneficio por acción se ha contraído un 6%. Este dato está impactado por los sectores de comunicaciones, servicios de comunicación y energía.
Con todo ello, las bolsas europeas lograron ligeros avances con la excepción del CAC 40 (-0,34%) y el FTSE 100(-0,48%). El DAX se revalorizó un 1,72% para volver a situarse en máximos históricas, el Ibex 35 subió un 0,80% para superar la barrera de los 13.550 puntos y el Euro Stoxx 50 logró un avance del 0,46%. En cambio, las bolsas norteamericanas sucumbieron a las ventas y los números rojos tiñeron las tres referenciales principales: S&P 500 (-0,47%), Nasdaq (-0,27%) y Dow Jones (-0,16%).
Respecto a la renta fija, la volatilidad disminuyó con el paso de los días, lo que se tradujo en un movimiento mínimo en las rentabilidades exigidas. En el caso alemán, el rendimiento ofrecido apenas aumentó dos puntos básicos tanto en la referencia a dos años como en la de diez. En contraste, el cambio más significativo se dio en la deuda privada gracias al estrechamiento de los diferenciales de crédito experimentado en todos los grados de inversión. Con este movimiento, la prima de riesgo exigida a la deuda privada (spread de crédito) logró situarse en niveles inferiores al día previo al denominado “Día de la Liberación”.
Finalmente, esta semana estará marcada por las negociaciones entre China y Estados Unidos en relación con los aranceles, así como por la publicación del PIB del primer trimestre de la zona euro y el IPC de Estados Unidos del mes de abril.
Feliz semana.