Descanso en las bolsas europeas tras una semana pasada en la que los índices consolidaron los suelos de corto plazo que habían formado en la anterior. La sesión americana también comenzó con descensos, pero su confianza en la continuidad de una positiva temporada de resultados les hizo girar al alza.
¿Qué objetivo debemos plantearnos ahora? Superar los máximos históricos para el S&P 500 (que solo están a un 1,3%) y los máximos del año para el Eurostoxx 50 (falta un 2,2%); si rebasamos esos niveles significaría que la fase correctiva, iniciada a principios de septiembre, ha concluido. Mientras esto no ocurra, nosotros seguimos “en modo fase correctiva” y lo que vimos la semana pasada solo sería un rebote.
Cosas que tenemos encima de la mesa:
La recuperación mundial continúa, pero ha perdido ímpetu. Así comenzaba el informe sobre perspectivas de la economía mundial del FMI. La proyección del crecimiento mundial para 2021 ha sido revisada ligeramente a la baja por el organismo. Se sitúa ahora en el 5,9% (0,1 puntos porcentuales menos que lo previsto el pasado mes de julio). Una modesta revisión, sin duda, pero que enmascara fuertes revisiones a la baja para algunos países. Este es el caso de EE. UU. cuyas perspectivas bajan hasta el 6% desde el 7% o las de Alemania hasta el 3,1% frente al 3,6% estimado en julio. ¿Causas? Los brotes pandémicos que impiden volver al consumo a la normalidad y la bajada en las estimaciones de inversión. También el incremento de deuda es superior al esperado y, por otro lado, el aumento de los costes energéticos y la importante subida en el precio de los alimentos, por las malas condiciones climáticas en países productores, han llevado a un rápido aumento de la inflación.
Nos fijamos en Brasil, el granero del mundo, que está padeciendo heladas, sequías e incendios forestales. El país es el mayor productor de naranja, azúcar y café, representa el 50% de la producción total de naranja y el 75% del zumo de naranja del mundo, el 50% del azúcar y el 35% del café; es el segundo productor mundial de soja (55%) y el tercero de maíz (25%) y frijoles. Una situación que no solo compromete la cosecha actual, sino la de los próximos años. Las malas noticias, por ejemplo, para los precios del café (+90% en un año), no terminan ahí, hay que sumarle la crisis logística. El otro gran productor mundial de café es Vietnam, que se encuentra con un enorme problema en la distribución, no tanto porque no localice transporte para el producto como porque el precio de los contenedores se haya multiplicado por más de diez.
Volviendo al tema de las revisiones del crecimiento del PIB del FMI, nos llama la atención su conservadora previsión para China: solo ha rebajado una décima su crecimiento (8,1% vs. 8% anterior) para 2021. Sin embargo, las fuertes medidas intervencionistas de su Gobierno, entre las que se encuentra la reciente expansión de su impuesto al consumo, nos hacen pensar que van a ser un lastre y que el FMI se ha mostrado excesivamente complaciente. Lo acabamos de ver en el decepcionante dato de PIB del tercer trimestre publicado ayer. Su economía creció un +4,9%, situándose por debajo del +5% esperado, cae la producción industrial y la inversión en activos fijos está por debajo de las estimaciones.
Ayer por la tarde EE. UU. nos ofrecía cifras de producción industrial (-1,3% actual vs. +0,1% estimado vs. +0,4% anterior); producción manufacturera (-0,7% actual vs. +0,1% estimado vs. +0,2% anterior) y utilización de la capacidad industrial (75,2% vs. 76,4% estimado vs. 76,4% anterior). Datos, en todos los casos, por debajo de las estimaciones que, en principio, al corresponder al mes de septiembre se habrían visto afectados negativamente por los efectos del huracán Ida y la escasez en el suministro de semiconductores. Se estima que los recortes relacionados con Ida restaron 0,6 puntos porcentuales de la producción industrial total.
No todo van a ser mediocres noticias y son los resultados empresariales los que aportan el punto positivo mejorando el momento de mercado. Además, los inversores van habituándose a la narrativa de que la inflación tiene ciertos aspectos permanentes y que aún no tenemos visibilidad suficiente para poder determinar el impacto estructural de esta en el medio plazo, asumiendo un crecimiento menor al estimado, una recuperación del empleo más lenta y una rentabilidad en los bonos más alta. Igual piensan que no es el discurso más optimista del mundo, pero no es malo hacer menos castillos en el aire y tener una mayor dosis de realidad. Si sabemos lo que esperar la volatilidad será menor y mejor preparadas tendremos nuestras carteras.
Feliz jornada.