Finalizamos un primer trimestre de 2017 en positivo. En la primera parte del año las bolsas americanas se mostraron más fuertes y vimos marcar máximo tras máximo en sus principales índices, alentadas aún por el efecto Trump.
Aunque no sólo de Trump viven los mercados, tuvimos buenas referencias macroeconómicas y los beneficios de las compañías actuaban como catalizadores.
Las bolsas europeas, por su parte, iban ganando fuerza a medida que avanzaba el trimestre, mientras se esperaba el advenimiento de las políticas fiscales de la nueva Administración americana. De nuevo, la buena temporada de resultados y los apoyos que prestaban los datos macroeconómicos animaban al flujo de dinero a trasladarse a este lado del Atlántico; la relativa tranquilidad que aportaban los resultados de las elecciones holandesas y el mensaje continuista de Draghi hacían el resto.
En general, las bolsas americanas, en el último mes del trimestre, detenían sus avances, necesitadas de más realidades y menos promesas. El “asunto” tecnológico, sin embargo, es otra cuestión y sus selectivos eran capaces de continuar con la dinámica de máximos tras máximos.
Queremos hacer notar el volumen realizado en movimientos corporativos en ambos bloques económicos, que alcanzaba cifras no vistas desde 2005. Esta elevada actividad de fusiones y adquisiciones nos da una idea de la mayor confianza que existe entre las empresas sobre la recuperación económica, las facilidades de acceso a la financiación y, además, bajo unas favorables condiciones.
A pesar del poco tiempo transcurrido de este año, hemos podido ver a los sectores pasando por diversas fases. En enero, la inercia alcista de materiales básicos, que continuaron como protagonistas de las subidas. Después, la recuperación de sectores defensivos, muchos de ellos ligados a los bonos por su comparativa en cuanto a rentabilidad se refiere. Finalmente los bancos remontaban envueltos en una mezcla de optimismo por sus resultados, subida de tipos en el caso americano, posibilidad de incremento en el tipo de depósito en los europeos, menor presión regulatoria y sobre todo por el incremento del crédito.
¿Y para este primaveral segundo trimestre de 2017 que ahora iniciamos?
En primer lugar, los apoyos, que vendrán de la continuidad en el buen tono de los resultados empresariales y mejoras de las actividad económica. Como ejemplo, los últimos indicadores adelantados conocidos en la eurozona. El PMI Compuesto arrojaba el nivel más elevado desde abril de 2011, datos que siguen apuntando a un crecimiento sostenido de la región en próximos meses.
El consumo privado y la inversión seguirán siendo los motores de crecimiento.
En segundo lugar, los temores. Al escribir no puedo evitar recordar esta frase de un libro de Patrick Rothfuss: “Todo hombre sabio teme tres cosas: una tormenta en el mar, las noches sin luna y la cólera de un hombre bueno”.
Es una lástima que nuestros temores sobre los mercados financieros no resulten tan poéticos; en fin… Por una parte, distintos indicadores nos alertan de un posible retroceso en el mercado, bien en forma de consolidación lateral o bien como un movimiento de una volatilidad más acusada. Pero sea el que fuere, no pensamos que pueda poner en peligro el proceso alcista de fondo, que en cualquier caso se reanudaría tras esos recortes.
Los miedos europeos. Posibilidad de que existan disensiones en el seno del BCE. Un tira y afloja entre los partidarios y detractores de iniciar una retirada de las medidas excepcionales de política monetaria. Hace unos días escuchábamos declaraciones de un miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo en las que afirmaba que podrían plantearse incrementar el tipo de depósito. Esta tasa es la que pagan los bancos al BCE cuando depositan en él su exceso de reservas. Actualmente se sitúa en el -0,4%. Una anomalía más de esas políticas monetarias extremas, en este caso aplicadas por el BCE, que ni siquiera la Fed, con toda la agresividad en las medidas implementadas, o el Banco de Inglaterra llevaron a cabo en ningún momento. Por otro lado, no cabe duda, supondría un nuevo empujón al sector bancario europeo.
Y las elecciones en Francia, ¿qué? Las encuestas NO dan como vencedora en segunda ronda a la candidata presidencial Le Pen, pero tras la experiencia brexit y Trump debemos mantenernos cautos. Y aunque ahora lo hayamos echado en el olvido, el anticipo de elecciones en Italia es muy posible, con el riesgo de un gobierno débil.
Está claro que los europeos hemos ganado experiencia en cuanto a eventos políticos se refiere y el mayor temor es que nos hayamos vuelto confiados.
Las sospechas en EEUU. La decepción en la cuantía o tiempo que tarden en implementarse las medidas de tipo fiscal supone el mayor de los riesgos; o una aceleración en el ritmo de subidas de tipos por parte de la Fed, que con un mercado de trabajo próximo al pleno empleo, podría ver presiones inflacionistas por los incrementos salariales.
En definitiva, seguimos pensando que la renta variable es el activo para este momento del ciclo. Que todas las áreas geográficas tendrán un buen desempeño en este año, pero consideramos que Europa puede hacerlo mejor en el conjunto de 2017, apoyada sobre todo en los resultados de sus compañías, superiores expectativas de crecimiento y una disminución en la prima de riesgo frente a Estados Unidos. La bolsa europea está en condiciones de recuperar parte del terreno perdido.
Virginia M. Pérez Palomino
Responsable de Renta Variable