Pues más o menos como decíamos ayer, ahora mismo estamos en fase de reconciliación en la que la Casa Blanca y el Partido Comunista Chino están dispuestas a hablar para limar sus diferencias, claro está, previo cumplimiento de determinados requisitos. Pero mientras eso llega, por si acaso nadie levanta las trabas que se han seguido poniendo estas semanas, la última de ellas por valor de 200.000 millones de dólares.
Para aquellos con cierto hartazgo de que los mercados vivan dominados por el miedo de si la guerra de tarifas va a más o a menos, tienen el consuelo de que hoy comienza la temporada de presentación de resultados del segundo trimestre. Además de saber si se cumplen las previsiones, moderadamente optimistas, va a ser importante empezar a calibrar hasta qué punto son beneficiosas las bajadas de impuestos de la Administración Trump, así como valorar si el miedo a una guerra comercial se está dejando notar ahora o de cara a los próximos meses.
Además de la microeconomía más purista, queda pendiente el análisis de la inflación. En EE.UU. la Reserva Federal lo tiene relativamente sencillo pues después de la solvencia del índice de precios de producción, el IPC general ha alcanzado máximos de seis años, con menos aportación de la energía de lo que se viene registrando en otras zonas. Ese es precisamente el caso de Europa, donde todas las lecturas de inflación son menos de lo que parecen, pues en todos los países de la zona euro la subida del precio del crudo es el factor dominante. Así que dicen las actas del BCE que los miembros pudieron decidir por unanimidad reducir los estímulos por fases y esperar hasta dentro de un año para plantearse empezar a tocar los tipos de interés.
Buen fin de semana.