Después de casi un año como vencedor, las prometidas reformas de Trump no están y cada día se las espera un poco menos.
Sin embargo, ayer se dio un pequeño gran paso con la aprobación del presupuesto federal en el Senado. O al menos así lo interpretó el mercado, que valora un obstáculo menos para la rebaja fiscal de la que mucho se habla pero poco se hace. Solo sobre el/la sustituto/a de Janet Yellen se puede hablar con cierta certeza, claro que después de tanto giro in extremis se aconseja prudencia.
Menos carga impositiva podría ser el combustible definitivo para que la economía norteamericana diese un salto de verdad, algo que intenta por sí sola pero no termina de conseguir. Menos aún con el impacto de los huracanes, que están desvirtuando muchas series de datos, como el índice de indicadores adelantados, dos décimas en negativo en septiembre por esto. Claro que otros no afectados, como por ejemplo el regional de manufacturas de Filadelfia, suben incluso por encima de lo previsto, demostrando que hay músculo. Más aún al tocar el mercado de trabajo, puesto que las solicitudes semanales de desempleo han alcanzado mínimos de 44 años, reflejando esa queja del empresariado que se hace eco del tensionamiento existente en la variable laboral.
Fuera de EEUU, la aplicación del 155 o la acumulación de poder de Xi Jinping fueron las dos notas dominantes de la jornada. Pero en el terreno económico hay que trasladarse hasta el Reino Unido, donde la pérdida de poder adquisitivo por culpa de la inflación ya es una realidad palpable. Las ventas minoristas de septiembre cayeron nada menos que ocho décimas, demostrando que la factura del brexit no se va a ceñir a los 20.000 o 50.000 millones que se deben pagar por la salida de la UE, sino que va a afectar a los de a pie. Queda entonces por ver qué elige el Banco de Inglaterra: fomentar el crecimiento o frenar la escalada de la inflación.
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones