Sin darnos casi cuenta hemos pasado de un mercado que se movía al son de las nuevas variantes de la covid, de las restricciones y de las vacunas, a uno que se mueve al son de lo que sucede en la frontera entre Rusia y Ucrania. Ayer, unos mercados que abrían con un tono ligeramente positivo se giraban a la baja con el incremento de la tensión al, por un lado, comenzar a acusarse el gobierno ucraniano y separatistas prorrusos de ataques y, por otro, al amenazar Putin con nuevas medidas de carácter “técnico-militar” (sea lo que sea lo que eso signifique) si la OTAN continuaba ignorando sus demandas. No obstante, el hecho de que el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, haya aceptado una reunión con el secretario de Estado americano, Anthony Blinken, es en sí mismo una noticia tranquilizadora. Sobre todo, si pensamos que el ruso pospuso esa reunión hasta finales de la próxima semana, lo que hace pensar a todo el mundo que, si Rusia pretende iniciar cualquier tipo de ataque a Ucrania, no será, al menos, hasta después de esa reunión. En cualquier caso, la resolución diplomática del conflicto continúa siendo nuestro escenario base.
Evidentemente todo esto no ayuda a unos mercados que ya de por sí navegan por las aguas turbulentas que nos ha traído la inflación. Ayer, como decíamos, nuevamente los índices americanos se giraban a la baja hacia el final de la sesión, mientras que las rentabilidades de los bonos soberanos se relajaban reflejando el vuelo hacia activos considerados seguros, pues también el oro o el yen japonés se apreciaban. El hecho de que la deuda tuviese un día positivo aun cuando James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, volvió a repetir que en su opinión deberíamos ver una subida de tipos de 100 puntos básicos de aquí a julio, quiere decir que esa posible actitud más dura hawkish por parte de la institución ya está más que descontada por los mercados.
Y es que el castigo al que se están viendo sometidas muchas compañías a causa de la subida de los tipos nominales (que no reales) está obviando por completo los resultados empresariales, los cuales, de media y en Estados Unidos, están sorprendiendo al alza hasta un 6% en beneficios y un 3% en ventas. En Europa, aunque con menos compañías habiendo reportado, la sorpresa tanto en beneficios como en ventas se sitúa en el 5%. Estos datos, en cualquier otro entorno, serían positivos para los inversores, pero hoy por hoy, la inflación y Ucrania pesan más que el buen hacer de las compañías y sus equipos directivos. Las tornas cambiarán, eso seguro, lo único que no podemos saber es cuándo.
Buen fin de semana.