El euro suma y sigue, también este año, y se sitúa en máximos de tres años.
La fortaleza de la moneda común coincide con el buen momento de la economía europea, cuyas perspectivas de crecimiento son cada vez más sólidas. Además, la sombra de la inestabilidad política sobre Alemania —la locomotora de la eurozona— parece disiparse con los avances en las negociaciones entre Angela Merkel y los socialdemócratas, de los que esperan que en el congreso del domingo avalen a la presidenta.
Por ahora, el resultado trimestral de compañías exportadoras como el fabricante automovilístico Volkswagen, con cifras de ventas récord en 2017, hace pensar que las empresas aún estarían cómodas con el cruce frente al dólar en estos niveles. El problema podría venir si la retirada de estímulos del BCE coincide con la fuerte apuesta especulativa que los inversores mantienen sobre la divisa desde hace meses.
Pero dejemos de preocuparnos por el futuro y disfrutemos de nuevos máximos en Wall Street, que la economía sigue acompañando. La última buena noticia ha sido el PIB chino, cuyo Gobierno esperaba que alcanzase el 6,5%, y al final ha sido cuatro décimas superior. También se desvelaron los datos de ventas minoristas, que crecen un 9,4% en diciembre en tasa anual, aunque este dato es inferior a lo esperado; el de producción industrial, que avanzó un 6,2%; y el 7,2% de gasto de capital fijo, su menor tasa desde 1999. ¿Estamos quizás ante una nueva prueba del cambio, para bien, del modelo de crecimiento?
Además, en Estados Unidos, las empresas empiezan a comunicar sus intenciones tras la reforma tributaria y toda apunta a que Trump va a conseguir sus objetivos a medio plazo. Ayer era Apple la que comunicaba que pagará alrededor de 38.000 millones de dólares más en impuestos por el dinero que tiene en el extranjero. A lo que pretende acompañar con la creación de nuevos empleos, plantas de fabricación y centros de datos en territorio estadounidense en los próximos años. Todo apunta a una mejora de la situación económica del país, mientras los constructores y las fábricas se quejan de la falta de mano de obra. Solo falta un aumento de los salarios.
Buen día.