Nuevo día de subidas en Wall Street y caídas en los parqués europeos.
Esta vez la excusa de los inversores para recoger beneficios a este lado del Atlántico era el coronavirus chino y el aviso que daba Daimler a sus inversores sobre las cuentas que presentarán en unos días. Pero uno ya se empieza a cansar de las excusas.
Mientras, en Estados Unidos, los resultados empresariales, la fortaleza del sector tecnológico, la situación económica y las inyecciones de liquidez por parte de la Reserva Federal sirven de cimientos para nuevos máximos. Aquí siempre tenemos una china en el zapato, sea la política, la economía o la incertidumbre que generan los problemas ajenos sobre las cuentas de resultados de nuestras compañías. Y si no existe, ya nos la inventamos nosotros. Y si no somos capaces, tranquilos, ya vendrá Trump.
Hoy tendremos reunión del BCE. La primera del año. Pero no pensamos que vaya a traer novedades, ya que la economía se está comportando en línea con las estimaciones del BCE y lejos de los objetivos de inflación. No deberíamos ver cambios de tipos ni del volumen de compra de activos. Lo que sí que podría pasar es un nuevo tirón de orejas de Lagarde a las políticas fiscales de los estados europeos.
Además, la agenda vendrá especialmente cargada de presentaciones de resultados empresariales de las compañías americanas.
Buen día.