Aunque pueda parecer mentira, ya estamos en pleno mes de agosto, siendo habitual ver una reducción de los volúmenes de negociación por las vacaciones estivales. El estreno que hemos visto en Asia no ha sido nada malo, pero este mes ya nos ha demostrado que puede ser muy traicionero.
Mes nuevo, pero mismas incógnitas. Que si la variante delta hará descarrilar la recuperación o que si la inflación es estructural o coyuntural siguen empujando, un día una y otro la contraria, a los mercados. En el caso de Europa, con una economía que podemos catalogar de frágil, cualquier paso atrás en la poco a poco renovada libertad puede ser un duro golpe. La primera estimación del PIB correspondiente al segundo trimestre del año, en niveles del 2% frente al 1,5% esperado, debe ser una joya a preservar.
En cuanto a la inflación, por mucho que queramos pensar, el consenso está esperando ya a la reunión de Jackson Hole, de la que muchos esperan que pueda ser el inicio de un periodo, ya no de represión monetaria, si no más bien de políticas acomodaticias un poco menos laxas. Mientras esto no llega, en el senado de Estados Unidos, para no aburrirse, cuentan ya con el proyecto de infraestructuras del que llevamos meses hablando. La versión que ha alcanzado esta cota contempla una inyección de un billón de dólares, de los que algo más de 500.000 millones irán dedicados a nueva inversión, estando los restantes ya comprometidos previamente. Puede que esta no sea la versión definitiva pues, como se podía esperar, no todos los miembros de ambos partidos están de acuerdo.
Lo único que probablemente podamos esperar con casi total seguridad de este agosto es que continúe en línea con el año que lo enmarca y no nos lo ponga nada fácil a la hora de gestionar. A buen seguro estaremos entretenidos.
Buena semana.