No hace tanto que la palabra «transitoria» pasó a formar parte de nuestras vidas y sirvió como consuelo para estados y bancos centrales. Hoy, con los precios totalmente desbocados, la pregunta es: ¿cuándo van a tomar medidas? Por lo pronto, el IPC interanual en España se alzaba hasta el 9,8%, niveles no vistos desde 1985:
Esto ya no es una partida aislada, es toda la cesta. Y la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible y el límite del 2% a las revisiones de los alquileres en los próximos meses no van a aliviarla a corto plazo. Ayer Gabriel Makhlouf, gobernador del Banco Central de Irlanda y miembro del BCE, hablaba abiertamente de su preocupación por el impacto de la inflación y cómo afectará la guerra de Ucrania a la economía de la región. No es para menos.
Siguiendo con más datos macroeconómicos, en Alemania el IPC se situaba en el 7,3% y en EE.UU., el cambio del empleo no agrícola publicado por ADP batía ligeramente las estimaciones de los analistas (455.000 vs. 450.000 estimado). Por otro lado, el PIB del cuarto trimestre de EE.UU. se quedaba en el 6,9% (vs. 7,1% estimado). Es difícil que se puedan repetir estos datos en los próximos trimestres, por lo que técnicamente estaríamos a un paso de la estanflación. Territorio poco o nada conocido, aunque esta situación se parece cada vez más a la crisis del petróleo de los años 70.
Las bolsas cerraron el miércoles con caídas generalizadas, después de 15 sesiones de subidas casi ininterrumpidas. Solo se libraron las sospechosas habituales: energía, recursos básicos, servicios públicos, salud y telecomunicaciones. El indicador de miedo/codicia de la CNN volvió a terreno neutro, casi positivo:
El mercado está perdiendo el miedo y eso es quizá lo más peligroso.
Feliz jueves.