Nuevo día de fiesta en las bolsas, con los índices norteamericanos subiendo y, en el caso del Nasdaq Composite y S&P 500, marcando nuevos máximos históricos (frase que no sé cuántas veces he repetido desde que escribo estas líneas). En el caso de Europa, por no variar, la sesión corría, a partir del mediodía, al son de lo que sucedía al otro del Atlántico, por lo que el cierre era también positivo. En cuanto a la renta fija, no había grandes movimientos, con los fantasmas de la inflación escondidos hasta que a algún miembro de la Reserva Federal se le escape (o no tanto) algún detalle de lo que se cuece en el edificio Eccles.
Tres kilómetros al este de dicho lugar, parecía que el grupo mixto que debatía el plan de infraestructuras del presidente Biden llegaba a un acuerdo para sacar adelante un texto con medidas por valor de más de 1.000 millones de dólares, pero venía con letra pequeña: se supeditaba a que saliese adelante otro plan (uno distinto) en el que los demócratas incluirían pretensiones de tipo social y ambiental. Es decir, no saldrá adelante el plan de infraestructuras consensuado a no ser que exista otro, que sumado al anterior, sea muy similar a la propuesta inicial de Biden. Perdonen por el lío, pero parece que el presidente está tratando de infringir la propiedad conmutativa de las matemáticas, pues espera que sumar lo mismo de distintas formas tenga resultados diferentes. Si Pitágoras levantase la cabeza…
No quiero extenderme mucho más, pues prefiero dejar que comience el fin de semana, pero me parece relevante contarles que los datos de confianza conocidos ayer en Alemania y Francia mostraban una mejora en el sentimiento de los inversores y consumidores, tanto con respecto a la situación actual como al futuro. La evolución de los planes de vacunación, las restricciones a la movilidad y, seguramente, el buen tiempo explican este repunte. Buenas noticias que podrían seguir apoyando que esta vez, sí que sí, sea el año de Europa.
Buen fin de semana.
Llámanos 
