El mercado se ha templado durante las últimas semanas, conscientes los inversores de que el arranque del año en bolsa ha sido demasiado bueno para continuar por la misma senda.
Vale que la retirada de liquidez por parte de los bancos centrales ha quedado en stand-by y que EE.UU. y China están más próximos al acuerdo que a la guerra comercial, pero siguen sin ser pocos los potenciales eventos de riesgo.
Entre estos está el brexit, del que ya uno no sabe no solo qué creer, sino qué pensar. Mañana tiene lugar en Londres una votación vinculante crucial a la que Theresa May vuelve a presentarse con apoyos muy poco definidos y que puede acabar en otra derrota de la (aún milagrosamente) premier. No vamos a decir qué puede suceder después porque eso es simple y llanamente especular sin conocimiento, por lo que lo dejamos al llegar de los acontecimientos.
Tampoco viene acompañando en exceso la evolución de la economía, sumida de lleno en la desaceleración global de la que tanto se habla. Y ahí Europa, con Alemania como punta de lanza, va en primera posición. El viernes otra vez quedó patente que la industria germana no pasa por sus mejores días, esta vez debido al descenso de los pedidos de fábrica. Pero como ya hemos visto estos últimos días, las previsiones son de mejora, de momento.
EE.UU., como es costumbre, juega a lo suyo y así les va… Que no es mal precisamente. El informe de empleo correspondiente a febrero ha sorprendido negativamente debido al desplome en la creación de empleo, un dato puntual y que corregirá este mes dado que no es posible un ajuste así de brusco de un día para otro. Quitando eso, la tasa de paro (3,8%) ha vuelto a hundir la cabeza un poco más en el pleno empleo técnico, pero la gran noticia es el impulso de los salarios, que ya han alcanzado un 3,4% considerado incluso alto en estos tiempos.
Buen día.
Llámanos 
