Buenos días.
Malabares. Es lo que tuvo que hacer Mario Draghi para poder dar una patada adelante con el programa de compra de activos.
Como nos tiene acostumbrados, con una sonrisa de acero que no da lugar a interpretaciones, el presidente del Banco Central Europeo salía ayer a la palestra para anunciar la extensión del programa de compra de activos, de marzo de 2017 a diciembre del mismo año —como mínimo—, pero reduciendo las mismas hasta los 60.000 millones de euros mensuales, desde los 80.000 millones actuales. Además, la institución aumenta el espectro de activos que puede comprar, incluyendo deuda con vencimiento a un año (siendo dos anteriormente), y bonos con rentabilidades por debajo de la tasa de facilidad de depósito (-0,40%).
Pero ojo, y que quede bien claro, esto no es un tapering. Mario Draghi se guarda la carta más valiosa y por la que, llegado diciembre de 2017 y en función de la macroeconomía, riesgos políticos y evolución de los mercados financieros, podrá prolongar o no dicho programa de compras.
¿La reacción en los mercados? Buena a secas. La rentabilidad de los bonos soberanos repuntaba, fruto de la interpretación de que habrá menos dinero en el sistema (ya que no hay sorpresas en cuanto a las expectativas de inflación), mientras las bolsas subían con el sector financiero a la cabeza.
Hay que decir que el mercado ya tenía en mente que llevase a cabo algo similar, por lo que esperemos que los datos macro sean ahora quienes marquen la senda de los mercados.
Buen día.
Pablo Nortes Planas
Dirección de Inversiones