Siempre pasa esto de que con Wall Street cerrado la actividad se reduce drásticamente, que al fin y al cabo el grueso del mercado es EE.UU.
Lo positivo es que el festivo ya de paso nos libró de un día sin amenazas ni tuits que tengan ninguna relación con la (todavía no) guerra comercial, pero hoy es martes y las apuestas apuntan más bien hacia las «novedades».
Quienes no disfrutaron de un respiro, porque tienen al mercado encima de la más mínima mota de polvo, son los países emergentes. Y no solo no lo disfrutaron, sino que demostraron a los escépticos que cuando se tiene todo en contra, mejor no tratar de oponerse porque el revolcón solo va a ser mayor. Por un lado Argentina, que después de haber firmado financiación extraordinaria con el FMI, ha tenido que aplicar unos duros ajustes como todo el que pacta con el organismo… No iban a ser ellos diferentes. Por el otro lado Turquía, cuyo banco central, intervenido o no, se ha dado cuenta de que va a tener que claudicar ante la presión de los mercados con una más que probable subida de tipos la semana que viene para frenar las presiones inflacionistas. Y recuperar algo de credibilidad también.
Del resto de países emergentes se irá viendo, pero los que tengan dependencia de financiación en dólares ya han empezado a verle las orejas al lobo…
Pasando a los Estados supuestamente desarrollados, Europa ahora, los PMI de manufacturas correspondientes a julio han reflejado que las tensiones comerciales de momento no son un drama, pero que sí empiezan a tener alguna clase de efecto sobre la economía real. Los indicadores adelantados han descendido levemente y aún con bastante margen hasta el límite de la expansión, pero dan unas pocas pinceladas sobre un futuro algo más incierto si no se soluciona el lío de las tarifas.
Buen día.