Los mercados vuelven a la normalidad después de Acción de Gracias y el Black Friday, si bien el gasto por el gasto aún no ha terminado gracias a la «celebración» del Cyber Monday. De momento parece que el consumo está fuerte, demostrado tanto por las compras de estos días (suben respecto al año pasado) como por el simple hecho de que las economías desarrolladas viven apoyadas en el buen hacer de esta variable.
Con todo, surgen una serie de dudas que tendrán un impacto llamativo no solo en los mercados, sino en muchas otras facetas del día a día. Por importancia de lo que es EEUU, posiblemente la mayor sea la reforma fiscal, para la cual podría avanzarse mucho esta misma semana, si bien quizás con diferencias notables respecto al plan inicial de Trump. Pero es que lo que verdaderamente sucede es que no parece aceptable para los republicanos presentarse a las elecciones al Congreso con las manos vacías.
También en Europa es crucial ir aclarando el panorama político. En Alemania, ahora puede ser que el SPD apoye a la CDU en minoría al estilo de lo que aquí ha sucedido entre el PSOE y el PP en la legislatura actual. Y en el Reino Unido habrá que estar atentos para ver si la noticia sobre el supuesto acuerdo económico entre el Reino Unido y la UE es real, más que nada por saber de qué va el brexit después de tanto marear. Salva a sus señorías el que la vida de los de a pie sigue su curso con independencia del juego de la silla, y qué mejor ejemplo hoy que la confianza de los empresarios alemanes IFO, que en noviembre, con todo la incertidumbre sobre la mesa, ha vuelto a alcanzar un máximo histórico.
Por último, tenemos la reunión de la OPEP entre los grandes acontecimientos de la semana, también dentro del club de lo desconocido. Desconocido por lo que se va a acordar y desconocido por que tal ejercicio de voluntarismo tenga efectos en el largo plazo. Más aún cuando empiezan los rumores malintencionados como que si Rusia no quiere, que si el vecino de al lado pide más, que si…
Buen día.