Otra vez un atentado vuelve a demostrar que los mercados de capitales se han hecho mucho más que inmunes si no hay un impacto material de calado.
Fue la triste noticia geopolítica del día, en plena contraposición con el chiste que suponen las amenazas de algún iluminado británico a cuenta de Gibraltar. Tampoco tiene mucha gracia el agujero de 600 millones que ha descubierto la nueva dirección del Popular, que «coincidía» con la salida de un CEO sin tiempo para adaptarse al puesto.
Hablando en términos de macroeconomía, la atención estaba donde tenía que estar, que no es otro sitio que los PMI de Europa e ISM de EEUU, los cuales apuntan a que aún seguiremos disfrutando de sorpresas de crecimiento positivas. Aquí, en terreno continental, el indicador elaborado por Markit se mantenía en línea gracias a que la Europa más core (aquí no entra Francia hoy por hoy) arrastraba al alza, si bien para el agregado del bloque todas las principales subpartidas no paran de marcar máximos de los últimos años. Por su parte, el ISM estadounidense retrocedía medio punto, claro que estaba pasando de 57,7 puntos a 57,2, por lo que alarmas, de momento pocas.
Sabiendo que los bancos centrales son una pieza elemental del puzle (con una sola z) financiero, ni el BCE ni la Reserva Federal aportaban novedades entre sus actuales políticas monetarias divergentes. Tampoco el RBA australiano, cuya decisión de no tocar tipos, aunque cumpliendo con lo esperado, bien podría cambiar a lo largo de los próximos meses de no mejorar algunos aspectos de la economía.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones
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