La mera posibilidad de que la crisis institucional que sacude España se enquiste se plasmó ayer en los mercados con mucha nitidez pero con menos agresividad de la que habríamos esperado en otros momentos pasados.
La deuda española, la bolsa en su conjunto, la posibilidad de que las perspectivas de crecimiento se revisen a la baja, la fractura social… Tan solo faltó que a la suma de preocupaciones se sumara la muy honorable peseta. De momento todo lo económico marcha, pero todo esto se puede torcer no ya en semanas, sino en días y menos.
Aunque ya hemos vivido todo el daño que han hecho las sucesivas crisis griegas, lo de Cataluña aún no ha pasado de asunto regional. El entorno actual invita al riesgo y a no dramatizar en exceso otra crisis política en el corazón de Europa, por lo que los inversores tuvieron poco problema en impulsar los índices norteamericanos a nuevos máximos históricos. Por poner el ejemplo más reciente, el ISM de manufacturas alcanza en septiembre el nivel más alto en trece años debido al empuje de todas las subpartidas de relevancia.
También en Europa se publicaron las lecturas de los PMI de manufacturas correspondientes al mes pasado. Y también aquí las sensaciones son excelentes con el indicador en el nivel más alto de los últimos seis años gracias a la buena salud que muestran los nuevos pedidos. Sin embargo, Europa ya no es una en lo político y mucho menos en lo económico. Mientras los del club de la UE crecen, los recientemente dados de baja voluntariamente, los británicos se entiende, siguen coleccionando indicadores que apuntan para abajo, como así ha sido con el PMI de también del sector industrial.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones
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