La semana pasada cerramos con nuevo récord en un dato macroeconómico. En esta ocasión era el turno del PMI americano. Sin embargo, en este caso no sirvió de catalizador para las bolsas, las cuales corrigieron al otro lado del Atlántico.
Por su parte, el bono americano ha encontrado su rango de equilibrio y ya no da esos sustos de las semanas de atrás. En cambio, el diferencial entre la deuda alemana y la estadounidense sigue en niveles muy altos, a pesar del estrechamiento vivido en lo que va de mayo. Esperemos que el viernes, una vez conozcamos los datos de inflación PCE, los que de verdad sigue la Fed, sigamos viendo esta calma. No vaya a ser que un nuevo repunte de las rentabilidades de la deuda, tan cerca de verano, sirva como excusa para una corrección de mayor profundidad a las vividas en lo que va de año.
En cualquier caso, la liquidez de los bancos centrales sigue llegando a los mercados, la recuperación económica cada vez gana mayor tracción y las vacunas ganan terreno al virus. Un conjunto de buenas noticias que, junto con los buenos resultados empresariales, deberían de servir de catalizador para alcanzar nuevos máximos en los mercados de renta variable.
Buena semana.