Las tendencias macroeconómicas de las últimas semanas se mantienen prácticamente intactas.
Con una Europa sólida y unos EEUU que van y vienen según el día, uno de los puntos donde más énfasis se debe poner es la inflación, ahora que se ve que las presiones al alza eran espejismos parciales. Y por eso son varios los miembros de la Reserva Federal que vienen diciendo que hay que estar con los dos ojos puestos en este terreno.
Sin embargo, la mejora económica puede ser la solución al final del efecto base del petróleo que tanto ha hecho por impulsar los IPC estos meses. Como mencionaba al principio, mientras que el PMI manufacturero de la zona euro muestra que la región está de dulce, el equivalente norteamericano (ISM) retrocedía unas décimas, aunque todavía mostrando crecimiento más que suficiente. Quizás algo menos importante, ADP publicaba que los nuevos empleos creados en mayo superan ligeramente el cuarto de millón, pero es que el plato fuerte se conoce hoy con el informe mensual de empleo.
Por último tenemos el eterno problema de los bancos europeos, aunque habrá quien diga, y con razón, que no es justo meterlos a todos en el mismo saco. Parece que nos va a tocar vivir un «(re)precedente» después de que se haya acordado la recapitalización de Monte dei Paschi con ayuda del Estado, para lo que ha sido necesario retorcer el marco regulatorio comunitario. Si ese será el mismo camino que tenga que seguir el Popular sólo el tiempo lo sabe, pero lo que está claro es que el nuevo mundo económico-financiero no contempla como una opción el principio de que sólo los más fuertes sobreviven.
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones