Belgas y españoles podemos atestiguar que no es estrictamente necesario vivir con Gobierno, que al menos el crecimiento nos ha llegado mientras vivíamos en un limbo político.
En EEUU tampoco han sido imprescindibles las reformas para que la actividad se haya recuperado después de un breve parón. De la fiscal no se sabe nada nuevo, pero ya parece que aprobarla antes del pavo de mañana no va a ser. Y de la otra en pie, la del NAFTA, tampoco hay avances con los que asegurar que el comercio de Norteamérica va a mejorar, a empeorar o a quedarse como está.
Pero, como hemos dicho, los indicadores juegan a algo diferente con una mejora continuada. Por ejemplo, el índice de actividad de Chicago ha experimentado un efecto catapulta en la lectura de octubre debido al peso previo de los huracanes. Además, la venta de vivienda pendiente y el precio de venta del sector en su conjunto crecen, con lo que certifican que uno de los pilares de la economía estadounidense sigue en pie.
De vuelta a si tener Gobierno o no es sintomático de éxito económico, el Reino Unido es el líder indiscutible entre los que demuestran que no debe serlo. Porque el papel de la cada día menos primera ministra es, cuando menos, «errático». Aunque todo sea dicho, con una revolución interna en ciernes, Theresa May parece haber sido capaz de haber llegado a un principio de acuerdo en su partido para discutir (seriamente) con la UE la factura por el brexit.
En cuanto a la macro británica, esta también refleja a priori una menor preocupación por las consecuencias de la separación de Europa, si bien cada indicador debe ser leído con mucha atención para saber qué está queriendo decir. Otro ejemplo ahora. Se publicaba una mejora de los pedidos industriales del mes en curso que pudiera hacer parecer que efectivamente las islas ya están subidas al carro de la recuperación global. Sin embargo, son la debilidad de la libra y esa mencionada recuperación global las que impulsan los números, poco que ver con la evolución de la demanda interna.
Buen día.