Las subidas de los mercados norteamericanos el viernes por la tarde no impedían que el Dow Jones cerrara la semana en números rojos por cuarta vez consecutiva.
El mercado americano ha tenido una corrección desde máximos del 2 de septiembre de aproximadamente un 8%.
Las acciones están reflejando los crecientes riesgos de la segunda ola y el probable impacto en las economías, por lo que los inversores vuelven a apoyar las empresas de crecimiento y calidad frente a las más cíclicas. Otros factores que contribuyen a la debilidad son la falta de nuevos estímulos, sobre todo en EE.UU.: las repercusiones políticas tras la muerte de la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg y la polémica decisión del presidente Trump de tratar de ocupar el puesto antes de las elecciones, las menores posibilidades de que se consigan resultados positivos para una vacuna antes del cierre del año y las elevadas valoraciones a las que cotizan las tecnológicas.
En el caso europeo, a todos estos factores se les une el brexit, la cuestión que todo el mundo consideraba ya superada y que aún nos trae de cabeza. Los británicos votaron hace más de cuatro años y siguen en la misma situación. Estoy seguro de que si les dieran la opción de volver a votar, el resultado sería distinto, pero no porque no quieran ya irse, sino por el hartazgo con el procedimiento de salida.
La semana que hoy comienza promete. Para empezar porque tendremos debate electoral entre Biden y Trump. Las espadas están en todo lo alto y el candidato demócrata tendrá que arriesgar si quiere convencer a los indecisos. Sin salir del país, estos días conoceremos los datos de empleo de septiembre, la confianza consumidora del Conference Board y el ISM manufacturero. En Europa, lo más relevante serán los IPC preliminares de septiembre. Además, los inversores cada vez están más alarmados por la situación pandémica a este lado del Atlántico. En este contexto, la evolución del desarrollo de la vacuna cobra más importancia todavía si cabe.
Buena semana.