Buenos días.
El cierre de la semana pasada nos dejó una batería de indicadores económicos globales con un sesgo marcadamente positivo en términos relativos, donde Japón es al mundo lo que Francia a Europa: la rémora. El índice de confianza empresarial Tankan volvió a señalar el bache por el que pasa la actividad nipona, poniendo de nuevo en entredicho las medidas adoptadas hasta la fecha. Esto no sería un problema de mayor calado de no llevarnos a pensar automáticamente en si el QE de Europa puede tener el mismo efecto sobre la economía real.
La atención durante el viernes estaba en EEUU y el informe mensual de empleo. A pesar de que la tasa de paro subió en una décima hasta el 5% en marzo, al tener en cuenta la creación de más de 200.000 puestos de trabajo en el sector privado, sólo se puede interpretar como algo positivo el que los estadounidenses vuelvan a animarse a formar parte del mercado laboral, tal y como muestra la tasa de participación. Como era un día de buenas vibraciones, también se aceleraban los salarios por hora medios hasta tres décimas, una más de lo que preveía el consenso.
Sabido que el empleo es capital para la política monetaria norteamericana y que la guerra de mensajes cruzados en el seno de la Fed es cuestión de tiempo, aunque acapara menos focos, el hecho de que el ISM manufacturero vuelva a terreno positivo puede ser incluso más importante que los datos de trabajo. Tanta importancia responde al miedo a que el sector secundario por sí solo metiera a EEUU en una nueva recesión. Sin embargo, por primera vez desde julio, vuelve a haber crecimiento en manufacturas, muy en la línea de los regionales de actividad que se han ido publicando recientemente, que invitan a pensar en que lo peor para la industria de aquel país ya ha pasado. Sólo la confianza del consumidor Michigan enturbió ligeramente la jornada, pues a pesar de caer por culpa del mayor precio de la gasolina, se mantiene en niveles elevados.
En lo que respecta a Europa y macroeconomía, la publicación de los PMI manufactureros deja un sabor agridulce a pesar de batir las expectativas y las lecturas previas. Y es que el positivo y necesario incremento de los nuevos pedidos no es capaz de obviar que las presiones a la baja en precios son una realidad amenazante. Como es costumbre, dentro de los grandes, Francia sigue por debajo de la frontera de los 50 puntos.
En otro sentido, atención a la reunión de la OPEP el próximo día 17 en la capital de Qatar, porque se empiezan a cumplir los malos augurios de esta clase de reuniones. Faltan dos semanas y Arabia Saudí ya ha empezado a jugar sus bazas, pues amenaza con dejar en nada la posibilidad de un acuerdo si Irán no frena el incremento de la extracción de petróleo.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones