El viernes terminaba la peor semana bursátil en lo que va de año. Lo cual no era difícil teniendo en cuenta la fuerte subida que llevaban registrando los principales índices desde finales de diciembre.
El detonante: otra vez Trump, aunque esta vez podríamos decir que fue más culpa de los chinos que de los americanos, puesto que los últimos ya estaban pensando en descorchar el champagne y celebrar que habían conseguido doblegar al temible dragón comunista. Nada más lejos de la realidad, que los chinos decidieron sobre la bocina retirar parte de sus compromisos ya adquiridos. Ahora, unos dicen que podrían reunirse en Japón durante las reuniones del G20 del mes que viene, mientras que los otros dicen no saber nada de un posible encuentro. Por lo menos, los presidentes se han estado mandando cartas amorosas durante los últimos días y han mantenido conversaciones “constructivas”.
Ya veremos en qué queda todo, pero por ahora al mercado le ha dado mal de altura y ha decidió recoger parte de los beneficios. Justo en el mes de mayo… y eso a pesar de que los beneficios empresariales están siendo cuando menos aceptables.
Por lo pronto, el mercado vuelve a favorecer los bonos, especialmente aquellos considerados refugio. También es cierto que es difícil ir contra algo que disfruta de una oferta limitada y la gran demanda de los bancos centrales, quienes continúan comprando activos como si estuviéramos en medio de una gran recesión.
Buen día.