Buenos días.
Para quien tuviera dudas de que el comportamiento de los inversores había cambiado, esta semana le ha quedado demostrado que todo sigue igual después de demasiado tiempo. Ante el temor de que el ciclo de los estímulos masivos pueda estar alcanzado un punto de inflexión, los inversores han vuelto a las andadas, es decir, a la paradoja en que la mala evolución económica es recibida con revalorizaciones de los activos de riesgo.
Dos de los muchos indicadores económicos publicados en EEUU fueron los que soportaron tal comportamiento: la producción industrial y las ventas minoristas. El sector secundario norteamericano fue el gran animador o detractor, según lo vea cada uno respecto a la política monetaria, pues además de la mencionada producción, la utilización de capacidad productiva también cedió posiciones. Además está la caída del regional de manufacturas de Nueva York, sólo que éste se vio compensado por el de Filadelfia, que registró una subida considerable. Por su parte, las ventas minoristas no muestran más que un pequeño receso entre los consumidores, para los que las perspectivas económicas y políticas de EEUU invitan a la cautela.
El único dato de (mucha) relevancia en Europa fue el IPC de agosto. El general, el que incluye energía y alimentos, crece ligeramente gracias al impulso de los precios de las gasolinas, una tendencia que pudiera y debiera mantenerse a lo largo de los próximos meses.
Por lo que corresponde al Reino Unido, la reunión de su banco central se saldó sin novedades tangibles, ya que los tipos y el programa de compra de activos se quedan tal y como ya estaban. Pero no todo se reduce a eso, pues el Banco de Inglaterra no recurre a la ambigüedad para afirmar que este mismo año posiblemente vuelvan a recortar el precio del dinero. Así, sin rodeos, da gusto.
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones