Los inversores no hicieron tanto caso a la aplicación efectiva de los aranceles de EE.UU. como cabría esperar, prefiriendo quedarse con el lado bueno del mercado. O eso o que ya se ha puesto en precio el impacto de lo que todo el mundo cree que es una táctica negociadora.
Los indicadores económicos que se publicaron el viernes, muy positivos, fueron un soporte lo suficientemente sólido para precisamente dejar al mercado cerrar en verde. Primero con el 2,5% de crecimiento de la producción industrial alemana, que viene a decir que la locomotora europea se está despertando. Pero fue el informe de empleo norteamericano correspondiente a junio el factor principal. Y es que en el mismo se constató que crece la confianza de los estadounidenses gracias a la subida de la tasa de participación, además de que la creación de empleo superó lo previsto. La decepción volvió a ser, para variar, el incremento de los salarios, por lo que la presión en precios para la Fed sigue siendo la justa.
También está un sentimiento ligeramente positivo sobre la presentación de resultados del segundo trimestre, que da comienzo esta semana. Aunque no solo necesita el mercado otro soporte para evitarnos un mercado movido, sino para comprobar hasta qué punto la reforma fiscal de Trump se materializa en un plus para las compañías, y por ende para la actividad real.
Buen día.