Ni mucho menos es la primera vez en que nos toca vivir cortos episodios de volatilidad que demuestran que el mercado no es todo lo sólido que las subidas y los máximos pueden hacer creer.
Lo bueno, porque hasta lo peor tiene ese lado, es que los bandazos no se están debiendo a los fundamentales económicos o de los beneficios, en los que a priori no ha cambiado nada, sino que todo es, otra y muchas veces más, política.
Italia finalmente ha presentado en Bruselas unos presupuestos que van a dar mucho más que hablar, como por ejemplo a Draghi, que ya ha dejado claro que el BCE no va a actuar de contrapeso contra la irresponsabilidad fiscal de nadie, sea el que sea. Aunque tarde para algunos, la firmeza del BCE debe ser bien recibida. Veremos si también hace falta lanzarle un mensaje a la Moncloa ahora que se han revisado a la baja nuestras previsiones de crecimiento.
En todo caso, si con Europa, brexit incluido, no bastaba, la muerte de un periodista del Washington Post a manos supuestamente (qué palabra tan de manual) de las autoridades saudíes, está apuntando directamente contra el precio del petróleo. No por nada sino porque de producirse alguna sanción, el reino arábigo ya ha amenazado con responder de la misma manera, incluso a un aliado como EE.UU.
Por la vía macro no ha habido grandes cambios, pues así como los indicadores de EE.UU. reflejan quién lidera el crecimiento en estos momentos, los datos de inflación de China llenan de nubarrones el futuro inmediato del gigante. El IPC se ha mantenido estable y bajo control del PCCh, así que la preocupación llega de la mano de los precios industriales, que como las importaciones, nos pueden estar señalando un problema por el lado de la demanda.
Buen día.