Hoy viernes no cambia nada sustancial más allá de que el ritmo, salvo sorpresa de las malas, debiera caer en picado por culpa de ser las fechas que son.
Será interesante comprobar qué hace el euro, si da por concluido su ascenso frente al dólar o si aprovecha la ausencia de muchos para seguir rompiendo las previsiones de casi todos los inversores. El 1,19 alcanzado ayer, además de establecer nuevos marcadores, abre un interrogante sobre qué es eso que solo el mercado de divisas está viendo.
En EEUU es cierto que no se espera mucho de la inflación y precisamente de ahí la importancia del informe mensual de empleo que hoy se publica, en el que los mercados no van a abrir por la página del número de empleos creados, sino por la de los salarios. Precisamente ayer el ISM fue un tanto peculiar, dado que resultando ser una decepción absoluta, el componente de precios fue de los pocos que subió en julio.
Previamente, el PMI de servicios de la zona euro sí había conseguido mantenerse donde estaba, dando a entender que el leve retroceso del compuesto es debido en exclusiva a la caída del manufacturero, que como ya dijimos, ni mucho menos representa un problema. Para reforzar esta idea están las ventas minoristas del bloque, cuyo crecimiento potencia la idea de que la economía europea pasa y probablemente seguirá pasando por un momento dulce.
Hablando de lleno sobre bancos centrales, la subida de tipos del banco central checo, el primero de la UE en hacerlo en demasiado tiempo, quedó eclipsada por la reunión del Banco de Inglaterra. Que la política monetaria no se cambia no es nada nuevo, así como tampoco lo es que la incertidumbre que arroja el brexit es total salvo la excepción de las expectativas, otra vez revisadas a la baja en términos de crecimiento y salarios. Ah, por supuesto, la libra volvió a perder valor.
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones