Buenos días.
Como la energía, la crisis de la deuda no se crea ni se destruye, simplemente se transforma, adquiriendo distintas nacionalidades, tomando distintas calles, distintos parlamentos, distintos acentos. Pero al final del día es la misma crisis, la de una unión monetaria a medio construir y la de unos políticos a medio camino entre los intereses particulares y la herencia de un proyecto que, como Ulises, ya no se puede dejar arrastrar por los cantos de sirenas.
El último capítulo se ambienta en Chipre, país de 838.897 habitantes (2011) que supone el 0,2% del PIB de la zona euro, y que aunque geográficamente esté situado en Oriente Medio, histórica y políticamente se encuentra vinculado a Europa. Chipre, cuyo sobredimensionado sistema financiero quedó herido de “muerte” tras la quita de la deuda griega. Como ya saben ustedes, el pasado fin de semana, la troika aprobó un plan de rescate chipriota de 10.000 millones de euros, un importe inferior al que realmente se necesita ya que el Gobierno chipriota ha tenido a bien involucrar directamente a los ahorradores residentes y no residentes (para enfado de los rusos) con una “quita” o impuesto sobre los depósitos bancarios: por encima del 100.000 del 9,9%, y por debajo, del 6,75%. La controversia de la medida, tachada en los medios de “corralito”, es implicar en dicha quita a los depositantes menores a 100.000 euros, cifra que desde el estallido de la crisis financiera había estado garantizada por los Gobiernos. Garantizada de iure, porque ya me dirán cómo lo van a lograr en la práctica si todos hiciéramos cola en las ventanillas.
Hoy el Gobierno llevará al Parlamento la medida que se podría suavizar con una menor imposición a los depósitos por debajo de 100.000 euros (hasta el 3%), e incrementar el primer tramo (hasta el 12,5%). Esta nueva modalidad de rescate es, según Europa, la opción “menos mala” para Chipre (alternativas: salir del euro, quiebra del sector bancario, etc.), y que permite mantener inviolable la afirmación de los alemanes de que “la quita de la deuda griega era un caso aislado”. Mientras tanto, los bancos chipriotas permanecen cerrados.
Chipre no parece ser una amenaza sistémica, pero sí otro golpe a la denostada confianza en los políticos. Lo importante, lo gordo, lo potencialmente desestabilizador, sigue en Italia, donde mañana comienzan las conversaciones para intentar formar un Gobierno. Un Gobierno que, sobra decir, ha de forjarse sólido. Mientras tanto, repunte de la prima de riesgo en la periferia europea. Pero, ¿quién dijo miedo? El Tesoro español llevará a cabo dos emisiones de deuda esta semana con el objetivo de captar 8.000 millones de euros: letras a tres y nueve meses hoy, y de bonos y obligaciones con vencimiento en 2015, 2018 y 2023 el jueves.
Más cosas para hoy. Desde la macro índices de confianza empresarial en Alemania elaborado por el instituto ZEW, y datos de mercado inmobiliario en EE.UU. (inicio de nuevas viviendas y permisos de construcción concedidos en febrero).
Montserrat Formoso Fraga
Directora de Gestión