Ni el mercado ha reaccionado mal al movimiento de la curva de EE.UU. ni tampoco al cuasianuncio de las futuras subidas de tipos de la Fed porque los inversores siguen estando favorables a la toma de riesgo a pesar de las amenazas.
Siempre ayuda obviar los asuntos que más problemas han generado hasta la fecha o los que los pueden causar desde ahora.
Hoy por hoy tenemos la guerra comercial y la política europea, que no la italiana. La guerra comercial porque el final de este conflicto de tarifas está un poco más cercano tras el principio de acuerdo entre EEUU y Japón, con lo que quedaría por añadir al nuevo NAFTA a Canadá y «limar las diferencias» con China. Y la política italiana (extensible siempre al resto de Europa) ahora que el Gobierno imposible ha pactado establecer un déficit del 2,4% con el que poder cumplir las promesas irreales de dos fuerzas antagónicas que no parecen querer creer que los mercados no castigan por capricho, sino por falta de confianza.
Para que el mercado no sufra, los beneficios y la economía tienen que funcionar y ese parece el caso. Se confirma que la actividad de EE.UU. creció al 4,2% el trimestre pasado con el consumo como primer espada, lo mismo que se confirma que la supuesta fortaleza del IPC alemán no es tal por culpa de la alta presencia de la energía (de nuevo extensible al resto del continente). Además, los indicadores de confianza mantienen el tipo y van más allá de que ayer el Gfk de los consumidores alemanes mejorara o que el económico de la Comisión Europea sorprendiera a la baja.
Por último solo queda comentar la acusación de fraude que la SEC ha vertido sobre Elon Musk. Esto reafirma no solo la seriedad de las autoridades norteamericanas, sino que el poder de tuitear a gusto es competencia de muy pocos. Y que jugar con los mercados se paga, porque aunque al final no haya caso contra el fundador de Tesla, la sospecha queda ahí.
Buen fin de semana.
Llámanos 
