Lo último conocido es la amenaza de doblar los aranceles de EE.UU. a China y la prohibición de que la tecnología Made in USA acabe en manos del gigante asiático, al que acusan de plagio, además de prácticas comerciales desleales, naturalmente.
Bueno, eso, las amenazas sobre el sector del automóvil europeo y la respuesta de todos a los que se les ha impuesto un arancel desde la Casa Blanca, algunos probablemente con toda justicia.
Los inversores están con dudas de cómo interpretar el mensaje de la OPEP. El cártel ha decidido cumplir con los pronósticos y rellenar el millón de barriles que han dejado de aportar iraníes, venezolanos y otros por razones bien diferenciadas todas ellas. Y las dudas surgen porque los productores han preferido mantener la oferta ligeramente por debajo de la demanda por cuestiones más que evidentes, a pesar de que la historia no siempre invite a pensar que habrá cumplimiento.
Sorprende también la reacción del mercado al resultado de las elecciones turcas, donde a nadie le debería costar creer que Erdogan tenga aspiraciones a sultán moderno. A costa, eso sí, de sumir al país en una crisis económica cuyas amenazas le llegan desde múltiples y muy peligrosos frentes. Veremos ahora México y la previsible victoria de López-Obrador, quien ya ha dado muestras de moldear su mensaje al ver la posibilidad de tocar poder. Que una cosa es la campaña y otra bien distinta cuadrar las cuentas.
Lo mejor que nos han dado los últimos días sale de Europa, pues el PMI compuesto de junio de la zona euro ha roto la tendencia a la baja con una sorprendente subida que lo acerca de nuevo a los 55 puntos. No solo esto, pues además esta reanimación ha llegado del lado de los servicios, más notorio si cabe cuando de una economía desarrollada se trata.
Buen día.