Eso es lo que se podía deslizar de una lectura del acta de la última reunión del organismo. Es cierto que, públicamente, Lagarde ya mencionó la posibilidad de que se abriese a discusión el objetivo de inflación. Y parece que va en serio. Las alternativas son tan variadas como nuestra imaginación considere, porque en el 2008 o en el 2010 tampoco esperábamos tipos negativos y aquí estamos. Veremos si en Frankfurt se limitan a modificar la redacción del objetivo para establecerlo “en el entorno” y no “en” niveles del 2% o la francesa comienza a poner su sello de identidad a este mandato con cambios más sustanciales.
Mientras esto sucede en Europa, la mayoría de los bancos americanos vuelan tras compartir con los analistas sus números, con Morgan Stanley anotándose un 7% en la sesión de ayer. Pero claro, la película allí para las entidades financieras, porque aunque desarrolles tu actividad con tipos por debajo de su nivel neutral, al menos, como las meigas, «haberlos, haylos».
En general, los resultados de las compañías estadounidenses están superando las expectativas de los analistas y, por eso, los tres principales índices americanos marcaban topes. En realidad, como rezaba hace unos días un ávido usuario de Twitter: “Nuevos máximos históricos en el S&P 500. No importa cuando leas esto”.
Aprovechemos, mientras la política nos deje descansar, porque en China no deben ser muy dados a celebrar. Ni tiempo les ha dado a brindar por la firma de la fase uno del acuerdo comercial, que ya están pidiendo a Estados Unidos una retirada de los aranceles actuales para comenzar a negociar la segunda parte. Pero ante todo, tranquilidad: la administración Trump siempre tendrá el sector automovilístico europeo si quiere pelearse con alguien que no sean los chinos.
Buen fin de semana.
Llámanos 
