Digno de su trayectoria, el Ejecutivo de Trump está cogiendo un camino que nadie sabe por dónde nos lleva en esto de la guerra comercial que nadie había pedido.
Un día gana el America First y al siguiente se matiza que no, que habrá flexibilidad. Pero lo cierto es que con esto no gana casi nadie y así lo entienden los inversores, nerviosos por un factor de riesgo con el que no habíamos contado. Y es que hasta la Reserva Federal empieza a levantar la alerta sobre lo nocivo de limitar el comercio internacional.
Con todo lo de los aranceles, si se lo propone, EE.UU. puede acabar con el crecimiento global con más rapidez de lo que parece, por eso de la incertidumbre más que nada. Justo ahora que la inflación por fin está empezando a despertar como bien refleja el Libro Beige de la Fed, con más presión en salarios debido a la escasez de mano de obra en el mercado laboral estadounidense. Claro que como la productividad de los trabajadores, publicada ayer para el cuarto trimestre de 2017, la inflación aún sigue lejos de los objetivos considerados deseables.
No se puede ver el lado bueno de este nuevo frente, pero sí es cierto que por lo menos el riesgo político se ha trasladado por completo de una Europa abonada a crear problemas a unos EE.UU. sumidos en el trastorno de la bipolaridad. Ni Alemania ni Italia, pero el PIB de la zona euro confirma un crecimiento del 2,3% el trimestre pasado, donde solo el consumo ha resultado ser una muy leve decepción.
De los datos asiáticos publicados esta madrugada, las exportaciones chinas merecen una pequeña explicación, pues esa subida de más del 40% se explica únicamente por la celebración del Año Nuevo Lunar. También destaca la revisión al alza del PIB japonés, en la que la debilidad del yen tiene mucho que decir.
Buen día.