Grecia sigue sin saber a qué jugar

Buenos días.

Estamos a punto de cerrar una semana ciertamente insulsa dentro de la vorágine de factores externos e internos que atenazan a los inversores día sí y día también, pero para qué negar lo bien que viene algo de paz de vez en cuando. Ucrania está más tranquila aunque con las finanzas despedazadas, Grecia sigue sin saber a qué jugar y la Reserva Federal no ceja en sus avisos al mercado de la primera subida de tipos. El único capaz de darle emoción ha sido el dólar, imparable frente al euro camino de la paridad.

Las preocupaciones en torno a la inflación europea se mantienen en stand by mientras no se noten los efectos del QEuropeo. Y los datos de febrero tampoco ofrecen nada nuevo en las grandes potencias, de las cuales sólo Alemania se salva del negativo interanual. La decepción vino de la mano de la producción industrial, que en enero cayó también a terreno negativo después de cuatro meses creciendo. La nota positiva la dejó Irlanda, que con su +4,1% de PIB en 2014, alcanzó la primera posición en crecimiento europeo, una muestra de que el camino de las reformas puede tener un final feliz.

El consenso apunta al mal tiempo para explicar la debilidad de las ventas minoristas en EEUU, que cumplen tres meses consecutivos de retroceso. El factor climático vendría a explicar el hecho de que se hayan vendido menos coches, dado que el indicador que excluye su cálculo perdió cinco décimas menos que el que sí lo incluye. Por otro lado, la tibia recuperación del precio del petróleo ha servido como palanca para la primera subida de los precios de importación en nueve meses.

Buen fin de semana.

Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones