Buenos días, o no tan buenos en función de la exposición que tengamos en cartera. Ayer fue un día de fuertes caídas en los mercados debido al temor de que el coronavirus se extienda por Europa, tras los casos principalmente en Italia. La mayor en varios años.
Al menos los inversores más conservadores, que cuenten con renta fija en sus carteras, y aquellos que tengan algo de oro, pudieron disfrutar de un colchoncito entre tanto número rojo.
Cada día que pasa de esta crisis sanitaria nos encontramos con una nueva realidad y, por lo tanto, lo que parecía obvio ayer no será indicativo del futuro comportamiento de los mercados en los próximos días. Por ejemplo, hoy podríamos ver compras gracias a la disminución del ritmo de contagios “oficiales” en China o ventas si aumentan los casos en Europa. O “ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”.
A nivel económico, esta mañana se ha confirmado el estancamiento del crecimiento alemán durante el pasado trimestre, la debilidad de las cifras se esperaba y se explica por la pérdida de tracción del comercio internacional, la industria y el enfriamiento del consumo privado. Por suerte, el IFO de febrero mejoraba inesperadamente, por la recuperación del sector manufacturero y sobre todo porque los empresarios teutones tienen una mejor percepción de la situación futura. Hoy conoceremos en EE.UU. la confianza consumidora del Conference Board que previsiblemente continuará en niveles cercanos a máximos históricos. Pero como decíamos ayer, los datos podrán pasar desapercibidos para unos inversores centrados en la evolución del coronavirus.
Buen día.