Las bolsas europeas vivían una nueva jornada de números rojos, mientras, en Estados Unidos, el Nasdaq y el S&P 500 salvaban la cara sobre la campana y cerraban prácticamente planos. Los índices que sí que avanzaban eran el Russell 2000 de pequeñas compañías norteamericanas y varias plazas de Latinoamérica como Brasil, Chile o México, que celebraban la disminución de la rentabilidad del bono americano a diez años hasta el 2,85%. Parece que el dinero vuelve a entrar en el mercado de renta fija tras la fuerte salida de 32.000 millones del pasado mes de abril, que se unía a las salidas de entre 15.000 y 20.000 millones al mes durante el primer trimestre.
El mercado finalmente está empezando a aceptar que la crisis ucraniana junto con la política de COVID cero de China van a provocar un shock en el crecimiento. Más específicamente, los inversores están abandonando sus expectativas de fuertes subidas de los tipos de interés por parte del BCE para contener la inflación. La situación en Estados Unidos es diferente, ya que a día de hoy se aprecian señales de que la Reserva Federal se dispone a hacer frente a la inflación a cualquier precio.
En cuanto a los datos macro de la jornada, el IPP (Índice de precios de productor) mensual de EE.UU. resultó en línea con las expectativas, pero sigue mostrando presiones al alza de muchos sectores. Los datos mensuales estuvieron en línea con las expectativas, pero los del mes anterior se revisaron significativamente al alza. Si bien los datos principales ofrecieron cierta comodidad para los mercados, los detalles ofrecieron una imagen más contrastada en todos los sectores. Los precios se mantuvieron estables en los servicios durante el mes gracias a una disminución en los costes comerciales, pero los precios de los alimentos, la energía y los costes de almacenamiento han mostrado un aumento mensual aún sostenido. Los componentes del IPC y el IPP que hemos conocido en los últimos días nos muestran que los riesgos al alza siguen vigentes de cara al próximo mes, ya que varios sectores aún contribuyen al aumento además de la energía. Esto refuerza la opinión de que la tendencia de la inflación debería mantenerse parecida a los niveles actuales en los próximos meses, con cierta volatilidad en ambos sentidos. Después, lo más probable a día de hoy es que veamos una tendencia a la baja. En el caso de que eso suceda, los bancos centrales podrían echar el freno, pero, si no, parece claro que aumentarán el precio del dinero.
Si la política monetaria prioriza la inflación, entonces esto corre el riesgo de socavar la economía, especialmente una como la de la zona euro, que depende estructuralmente del dinero barato, así como de la flexibilización cuantitativa para controlar las condiciones financieras. Del mismo modo, si el BCE deja que la inflación se desboque en aras de respaldar el crecimiento y las condiciones financieras, corre el riesgo de erosionar aún más el soporte de la tasa real de la moneda, que últimamente no levanta cabeza. De hecho, ayer se situaba por debajo del 1,04 frente al dólar.
Por otro lado, ayer también conocíamos las cifras de crecimiento del pasado trimestre en el Reino Unido. El crecimiento fue positivo, pero más lento de lo esperado. Por sectores, el consumo aumentó un 0,6% intertrimestral (gracias a los servicios, el ocio…), mientras que la inversión empresarial bajó un 0,5% intertrimestral. La contribución neta del comercio fue marcadamente negativa, ya que las exportaciones se han contraído mientras que las importaciones aumentaron. La inversión pública aumentó fuertemente, agregando apoyo a la demanda privada y compensando la contracción en otros sectores.
Por ultimo, mencionaré que las materias primas energéticas continúan con su volatilidad particular y tan pronto pierde los cien dólares el barril, como recupera los 110.
Hoy tendremos los datos de sentimiento del consumidor elaborado por la Universidad de Michigan.
Buen fin de semana.