Por una vez y sin que sirva de precedente, las redes sociales han sufrido la ira de las personas y no a la inversa, como es costumbre en estos tiempos del anonimato. Facebook demostró el inmenso poder que tiene a nivel de mercado, gracias a que la mayor caída sufrida en cinco años arrastró a todas las bolsas. Pero es que no son para tomarse a broma las gravísimas acusaciones a las que está siendo sometida la compañía, ya que además del robo, consentido o no, de datos de usuarios para la campaña de Trump, han sido más o menos recurrentes las supuestas brechas de seguridad. Y ya sabemos que si no hay confianza, no hay nada que hacer.
Esta novedad eclipsó completamente el acuerdo de transición entre el Reino Unido y la Unión Europea, de extrema importancia por el balón de oxígeno que le puede dar a unas negociaciones bastante más paradas de lo que podía pensarse. De la frontera con Irlanda aún no se sabe nada, pero sí al menos que hasta 2020 las Islas seguirán siendo parte de Europa, claro que lógicamente sin derecho a voto, porque brexit is brexit.
Si las negociaciones intraeuropeas pasaron sin más, ni que decir de lo que se espera de la Reserva Federal. Claro que aquí es tan amplio el consenso sobre la subida de tipos que se va a producir mañana en EEUU que los inversores no le dan mayor importancia. Aunque siendo mínima, con cualquier posibilidad de que no se produzca, esto de la caída de Facebook se va a quedar en una anécdota sin trascendencia, si bien el forward guidance de la Fed se ha esmerado mucho en los últimos años como para tirar por la borda todo el trabajo en un minuto.
Buen día.