A una semana de llegar agosto, que suele significar un descenso muy pronunciado de la actividad en los mercados, los amagos de guerra comercial multilateral siguen presentes (aunque en stand-by) en el imaginario de los inversores, quietos a la espera de acontecimientos. Quizás entre estos se encuentre el aluvión de resultados empresariales que se presentan esta semana, en la que Google ha ejercido de pionera con otra ronda de beneficios impresionante, más de 12.500 millones de dólares en el semestre y habiendo restado ya los más de 4000 de multa de la UE. Si la tecnología está cara y encima lo está con estos niveles de beneficio…
Por la vía macroeconómica, Europa está mejorando poco a poco estas últimas semanas. Los dos ejemplos más recientes son bastante sintomáticos de este posible cambio de rumbo, pues por un lado se mantiene, que no es poco, la confianza de unos consumidores «atacados» por las amenazas de los aranceles y por los enfrentamientos de nuestros propios políticos. Y por el otro, el Bundesbank ha constatado que la economía alemana ha recuperado en el segundo trimestre del año parte de la tracción perdida en el primero.
Para no perder el tren del crecimiento global, si es que no ha salido ya, China está decidida a no sufrir por culpa de la guerra de tarifas después de años acomodada a un modelo negociador en el que salía ganando pasase lo que pasase. Es por eso por lo que con la nueva ola de comercio igualitario el Gobierno haya tenido que salir a prometer hacer lo que esté en su mano para compensar las pérdidas. Vamos, como si el que hablara fuera, por ejemplo, Mario Draghi.
Buen día.