Hoy es el día del BCE. Uno de los días del BCE, mejor dicho, porque de aquellos dignos de recordar hasta los anales de la historia yo me quedaría con el whatever it takes, que bien podría ser una canción de los Backstreet Boys, pero fue la frase que salvó al euro y la eurozona. No, hoy no tendrá tanta relevancia. Pero desde luego, en un entorno en el que lo que necesitan los mercados es certezas, se espera de Christine Lagarde que mueva ficha, tanto en el volumen de las compras de la institución como en los activos elegibles. Y si hubiera alguna sorpresa más, seguro que no sería mal recibida.
En este nuevo deporte para políticos de anunciar cifras con muchos ceros (que si fuese un juego de ordenador yo llamaría «Age of Broken Empires») se le adelantó ayer Angela Merkel. En Berlín anunciaron un nuevo paquete de estímulos gubernamentales para la economía germana, con una nueva partida de unos 130.000 millones de euros, dedicados entre otras cosas, a fomentar el consumo vía rebajas temporales de IVA.
Y mientras, Estados Unidos y China siguen peleados. Los terraplanistas estarán preocupados porque de desatarse acciones bélicas, Europa estaría justo en el medio, ¿no? La sangre todavía no llega al río (y de llegar, menos mal que existe el océano Pacífico), pero quizá sí la tinta de algunos medios chinos con actividad en el país norteamericano, que podrían ver cómo se les prohíbe desarrollar su actividad. En esto, Boris Johnson ha decidido postularse del lado de los «rubios» y parece decidido a retirarle a Huawei el contrato para el 5G británico en favor de sus competidores no chinos: Samsung o NEC.
¿Y las bolsas? ¿Pero es que nadie va a pensar en las bolsas? (Simpson dixit). Pues es que las bolsas siguen a lo suyo, que últimamente es a subir. La pendiente desde aquí arriba empieza a ser significativa. ¿Alguien tiene vértigo?
Buen jueves.
Llámanos 
