La jornada de ayer se podría calificar como de transición. Ello se tradujo en que una parte de los inversores continuaron alargando el período estival y el resto esperaron agazapados al speech que pronunciará hoy Jerome Powell en el simposio de Jackson Hole. El resultado: bajos volúmenes de contratación y volatilidad intradiaria en las principales referencias bursátiles. En el caso europeo, los índices cerraron la sesión con un comportamiento mixto y sin apenas variaciones, mientras que en Estados Unidos se anotaron alzas superiores al 1%.
En el caso de la renta fija, los mercados parece que han intentado anticiparse a lo que pueda decir el presidente de la Reserva Federal y, a lo largo de la semana, los movimientos se han intensificado en los vencimientos más cercanos. Esto se ha traducido en un incremento de la rentabilidad exigida a la deuda a dos años de más de 15 puntos básicos, a la vez que el movimiento del papel a diez años no ha llegado a los diez, por lo que la inversión de la curva ha alcanzado los 32 puntos básicos. Además, los futuros muestran que el tipo de interés objetivo se podría situar entre 3,75% y 4% y que el banco central estadounidense comenzaría una política monetaria menos restrictiva de cara a finales de 2023.
Finalmente, los datos macroeconómicos que vieron la luz ayer tampoco fueron nada halagüeños. En el Viejo Continente, el índice IFO, que mide la percepción de las compañías alemanas sobre la situación presente y futura de su economía, volvió a bajar en agosto, mientras que al otro lado del Atlántico se confirmó la recesión técnica de EE. UU. al caer el PIB en el segundo trimestre un 0,6%. Veremos lo que nos depara hoy el índice de precios del consumo personal (PCE), puesto que es la variable preferida por la Fed a la hora de tomar decisiones de política monetaria y podría ser el catalizador para las próximas sesiones.
Buen fin de semana.