Y lo tranquilos que estábamos viendo el desastre de Italia con el mar de por medio.
Con la implosión del viernes, España ya no le puede echar la culpa al primo cuarto que vive fuera, que ahora, si la bolsa y los bonos sufren, es asunto nuestro. Porque si se trata del euro entonces sí hay que meter a los italianos en el saco. Que con la renuncia de Conte a formar gobierno se abre la posibilidad a repetir elecciones, pero es que querer poner a un euroescéptico al frente de Economía…
A cambio de la edición anual de riesgo político en Europa, Trump y el rey Kim han rebajado tensiones este fin de semana por eso de seguir mareando a la comunidad internacional, que ya ni sabe ni cree. Aunque previamente y para darle un toque a los mercados, van los rumores y dicen que la OPEP se plantea aprovechar la coyuntura actual de precios para aumentar la producción y ganar cuota de mercado. Resultado inmediato del barril, el esperado.
En el terreno de la economía real la mediocridad fue la tónica general de los indicadores publicados el viernes, muy propio para el momento actual. En EE.UU. la confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan y los pedidos de bienes duraderos sufrieron una caída leve, pero caída igualmente. En el caso del IFO se refleja un repunte mínimo de la confianza de los empresarios alemanes, algo positivo muy a tener en cuenta en Europa en estos momentos. Y en último lugar, con todo merecimiento, se sitúa el descenso del PIB británico correspondiente al primer trimestre del año, que ya está al nivel de 2011 por culpa de un consumo temeroso de la incertidumbre que sigue provocando el brexit.
Buen día.