Donald Trump ya ha salido del hospital en el que se encontraba ingresado tras su positivo por COVID-19.
No deja de ser curioso que aun habiendo sido tratado con remdesivir, del que los entendidos en el tema dicen que se utiliza para casos “no leves”, el presidente aliente a la población a no tener miedo al virus. Puede que lo haga porque sabe que el hecho de haberse contagiado le ha perjudicado en la carrera presidencial, según las encuestas. En cualquier caso, los mercados recibieron esta noticia con positividad. No tanto el próximo moderador del segundo debate con Biden, Steve Scully, que pensaba que se iba a librar, pero parece que tendrá que armarse de paciencia como hizo Chris Wallace hace unos días.
Mientras, el partido demócrata y el republicano no han dejado de negociar el nuevo paquete de estímulos en el Senado, en donde la diferencia entre ambos ya es de “solamente” 600.000 millones de dólares.
En Europa, los datos de actividad conocidos ayer no hacen sino refrendar las dos velocidades a las que los países se están recuperando de este episodio, con España, Italia y Francia en el lado débil de la balanza, y Alemania y Reino Unido en mucha mejor posición. Se espera que los dos países mediterráneos sean los que mayor importe reciban del fondo de reestructuración pero, para una parte importante de ello, deben presentar proyectos para que sean aprobados en Bruselas, lo que, al menos en España, está pasando inadvertido para la opinión pública y solo quedan nueve días de plazo. Después del comité de expertos fantasma me espero cualquier cosa, pero dejar de recibir ayudas para la recuperación económica de sectores tan importantes para nosotros como el turístico por no presentar proyectos me parece como si nos muriésemos de hambre por no querer ir al supermercado.
Buen martes.
Llámanos 
