La osadía no es uno de los principales atributos del dinero.
Dejando para mañana lo que podría suceder ya, con el resultado en la mano, lo único que se puede afirmar es que partiendo de la neutralidad política de los inversores que pueden saber poco o nada de tal o cual región, sustos y experimentos, en tu casa.
Europa tiene esas cosas y EEUU es un ejemplo de país cuyo sentimiento respecto a nuestras decisiones está entre lo indiferente y la vergüenza. Al fin y al cabo son más prácticos. Y la reforma fiscal es un ejemplo de ello, pues su aprobación ha pasado al siguiente punto, al de nada más que necesitar la sanción de Donald Trump para que particulares y empresas vean reducir sus impuestos de forma más que notable y rápida. Poco más ha que añadir a algo sobre lo que se ha hablado y escrito sin descanso en los últimos meses.
También demuestran los estadounidenses su practicidad cuando toca hablar de petróleo. Los inventarios semanales de crudo descendieron, sí, y lo han venido haciendo ya varias semanas, también. Pero lo que de verdad debería captar nuestra atención es el que los frackers, con un barril cómodamente sentado sobre los 60 dólares, están cumpliendo con su amenaza no declarada, es decir, están rellenando el espacio que han dejado los productores no convencionales.
El brexit… es el brexit. No pasa un solo día sin escándalo o guerra intestina en el Gobierno de Su Majestad, pero al mercado eso le da exactamente igual. No tan igual en lo que a confianza se refiere y aquí hay un problema, pues la de los consumidores (Gfk) ha caído a mínimos de cuatro años, reflejando que esas cifras que dicen que aquí no pasa nada están ocultando algo que va más allá.
Buen día.