No sé qué bicho le habrá picado a Donald Trump para que, de repente, se haya convertido en el mejor amigo de los chinos.
Resulta que ayer la actividad de la cuenta de Twitter @realDonaldTrump fue algo intensa: mientras parte de su administración está a favor de incrementar los vetos en temas de transferencia y venta de tecnología a compañías chinas, nuestro buen amigo Donald utiliza la plataforma del pajarito para dejar claro que no pondrá más trabas. Lo cierto es que este año, queridos lectores, van a tener que leer de forma asidua que justifiquemos muchas actitudes políticas con la cercanía de las elecciones, pero es que hay una correlación muy elevada entre la salud de la economía norteamericana y las posibilidades de revalidar mandato para el candidato que concurre desde la Casa Blanca. Es probable que Trump no quiera acrecentar el posible impacto que el coronavirus tenga sobre el crecimiento mundial con otras acciones. Sería como hacerse un Froilán y pegarse un tiro en el pie.
La Reserva Federal tampoco quiere influir. Una simple lectura del acta publicada ayer, correspondiente a la reunión de enero, informa de que los miembros del organismo se sienten cómodos con los niveles de tipos actuales, por lo que no se espera que los cambien. Ni con coronavirus ni sin coronavirus.
En China, en cuya economía el impacto negativo es bastante evidente, el banco central del país hace todo lo posible porque este se minimice. Así, a las medidas acomodaticias que llevan meses tomando, esta madrugada se unió una nueva rebaja al tipo de referencia para préstamos de 10 puntos básicos: desde el 4,15% al 4,05%. Si midiésemos la efectividad de esta decisión con la respuesta de las bolsas, veríamos que a los inversores tampoco les ha parecido la panacea, pues los principales índices de la región (Shenzen Composite y Shanghai Composite) lo han celebrado sin demasiada algarabía.
Buen jueves.