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01/09/2017 AUTOR: Amílcar Barrios Vilallonga Morning meeting

El mundo va bien

El mundo va bien

Pero lo cierto es que al observar y analizar la evolución macroeconómica de días como el de ayer se puede asegurar que todos los grandes países están en disposición de insuflar algo (sin pasarse) de optimismo sobre el presente y futuro de la actividad.

EEUU es quien más guerra había venido dando estos meses, si bien parece que la situación va mejorando lentamente. La segunda lectura del PIB (publicado el miércoles) no fue positiva en sí, que también, sino que la subida vino del lado del consumo y la inversión, dejando en un segmento residual el efecto matemático de los inventarios y el engaño que acostumbra a suponer el (muchas veces improductivo) gasto federal. Esta noticia no sería del todo magnífica de no ser porque ayer sí, las buenas cifras de ingresos y gastos personales vinieron a confirmar el buen momento que atraviesan los consumidores norteamericanos, los cuales además están con la confianza por máximos.

Luego está el sector inmobiliario, fuente de alegría en estos años de crisis suavizada. A la vista de los números algo falla, como bien mostraba la venta pendiente de vivienda, solo que al analizar las explicaciones de una asociación se despejan las dudas, pues en ellas se menciona la escasez de oferta como origen del mal momento, que no de la demanda.

Pero si hay algo importante de verdad dentro del calendario de indicadores, eso es todo lo que tenga que ver con la inflación. El PCE, ese derivado del IPC que es el que realmente sigue el FOMC de la Reserva Federal, no fue capaz en julio de recuperar algo de fuerza, provocando que las expectativas de una nueva subida de tipos en diciembre cayeran aún más. Precisamente por esto es por lo que cobra especial importancia el comportamiento de los salarios en el informe mensual de empleo que hoy se publica. No es que se hayan producido unas subidas muy marcadas en los últimos meses, pero a buen seguro que una decepción sonora tiene un impacto inmediato y muy marcado en el mercado.

Los precios parecen estancados en la orilla occidental del Atlántico, pero por aquí la situación pinta distinta a priori. Para empezar está la zona euro, donde el IPC preliminar de agosto publicado ayer crecía por encima de lo previsto, aunque con trampa, pues era la energía la que más impulso generaba. Por eso la inflación subyacente se quedó en el mismo sitio en el que estaba. Después queda el Reino Unido, islas en las que el relativo control del impulso de los precios ha propiciado una leve mejora de la confianza de los consumidores, solo que las consecuencias del brexit aún pueden ser muy dañinas.

Para terminar de cerrar el círculo, toca parar en China. El sector de las manufacturas, medido por Caixin y no por el Gobierno, quiere confirmar una mejoría que ya cumple tres meses con el dato de agosto, lo que viene a decir que el gigante sigue sin representar esa amenaza inmediata que muchos ven. O que quieren ver cumplida, al fin.

​Buen fin de semana​.

Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones

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