Con la caída de Wall Street se puede decir, que no confirmar (que eso puede ser muy osado), que el miedo ha encontrado su lugar en unos mercados abiertamente dominados por la incertidumbre. Se podría acusar a Italia de provocar estas turbulencias, pero hablando en términos globales, la desaceleración de todos los bloques en mayor o menor medida, así como la absoluta falta de visibilidad de los efectos del conflicto de tarifas, son dos poderosos enemigos con los que las bolsas no están pudiendo.
El PMI compuesto de la zona euro viene a confirmar que la mezcla comercial y macroeconómica no pasa por su mejor momento. El descenso, que lleva la lectura muy lejos de donde hace bien poco se pensaba que debía estar, dice Markit que viene provocado en su mayoría precisamente por la caída actual y futura de las exportaciones y los pedidos para las mismas.
Pero claro, cuando hablamos de Europa, la política es parada obligatoria. A cuenta de los presupuestos italianos, la Comisión Europea habló y el gobierno Liga-5 Estrellas salió sin dudar a seguir con su desafío fiscal, pero el mercado, al menos por lo visto ayer en los mercados de deuda, no ha terminado de creer que este órdago sea del todo real. Hasta ahí muy bien, pero si nos ponemos a pensar en el impacto sobre la economía real, pues…
Lo de los aranceles y EEUU está siendo un problema del que de momento dicho país viene saliendo indemne parcialmente. O así lo indica el Libro Beige de la Fed, que sigue reflejando no solo que la economía sigue como siempre (de más o menos bien), sino que el pleno empleo está dejando algo de espacio a la inflación. Más preocupante es el descenso de la venta de vivienda por la incapacidad de determinar cuál es la verdadera razón que lo ha provocado, a pesar de que lo primero que se viene a la cabeza es la subida de los tipos de interés. ¿Pero y por qué no iba a haber algo más escondido?
Buen día.