El foro de Davos, esa reunión acerca de la situación económica mundial celebrado en ese lugar en Suiza, al que tanto le gusta ir a Pedro Sánchez con el Falcon.
Comienza esta misma semana con la presencia confirmada de muchos de los grandes líderes mundiales. Mientras esto sucede, el Banco de Japón y el BCE celebrarán una nueva reunión en la que, en principio, no se esperan cambios sustanciales. Pero es que también el Fondo Monetario Internacional actualizará sus previsiones económicas mundiales, con la única incertidumbre de si esta vez acertará o seguirá fallando más que una escopeta de feria. A esto podríamos llamarlo una semana con mucha política, pero de la más ortodoxa.
En un fin de semana donde la discusión más repetida era ¿de quién son los niños? el precio del petróleo sufría presiones inflacionistas por el cierre de varias plantas petrolíferas en Libia a manos del ejército rebelde, lo que podría reducir la producción en más de 1,1 millones de barriles al día. Una cantidad más que sencilla de reemplazar para otros países como Arabia Saudí.
No podíamos irnos sin recordar que la temporada de presentación de resultados empresariales comenzará a coger velocidad de crucero en Estados Unidos y a despegar poco a poco en Europa. En el Senado americano, mientras tanto, se mantendrán entretenidos con el impeachment de Trump, que, en realidad, ya sabemos que no llegará a ninguna parte.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Buen lunes.